La taberna de los feligreses.
De tienda eclesiástica a taberna en la que los pintxos saben a gloria.
Allá en 1885 Boni Iturriza, un liberal con mucho mundo, compró una librería cristiana en la Plaza Nueva. A partir de ese momento, y durante más de un siglo, esta tienda eclesiástica suministró a conventos e iglesias de toda Bizkaia de santos, cirios y otros enseres como vino para celebrar misa.
Hoy, tres generaciones después, Iturriza ha pasado de vender vino a los curas a hacerlo a todos los feligreses que se acercan a su barra, y a deleitarles con pintxos irresistibles que reproducen magistralmente la gastronomía tradicional vasca.